Esta exposición nace de la observación fortuita del que pasea por el interior de la plaza, entre los recovecos de sus puertas, su callejón y sus tendidos. Es una contemplación que sucede entre los vítores y ovaciones de un público expectante que acude en procesión a empaparse de las luces y sombras, colores y texturas que visten la fiesta taurina. Una muestra para quien quiera arrimarse a descubrirla.